Esclerosis Múltiple

Introducción

SISTEMA NERVIOSO

El Sistema Nervioso Central, está formado por un conjunto de células altamente especializadas llamadas Neuronas. Las neuronas poseen un cuerpo, donde se encuentra el núcleo de la célula, prolongaciones cortas llamadas dendritas y una prolongación de mayor longitud llamada axón. Las neuronas se conectan entre sí por medio de uniones conocidas como sinapsis para pasar información y que ésta llegue al órgano efector (músculo, receptores de sensibilidad, ojo, etc.), formando una verdadera red de comunicación. La información nerviosa se transmite por medio de impulsos eléctricos que viajan a través de los axones hasta llegar a su objetivo. Como ejemplo, surge la orden desde el cerebro para realizar un movimiento y esta orden traducida en estímulos eléctricos corre por los axones hasta llegar al grupo muscular que como resultado final se contraerá.

Para cumplir eficazmente con esa función de transmitir la información nerviosa, los axones están recubiertos por una sustancia aislante llamada mielina; esta sustancia está constituida fundamentalmente por ácidos grasos y proteínas y en el conjunto, da un aspecto blanquecino a toda la zona donde se encuentra. Los cuerpos de las células nerviosas (neuronas) no poseen esta cobertura y su coloración es grisácea. De aquí surgen los nombres de sustancia gris (cuerpos de las neuronas) y sustancia blanca (conjunto de axones recubiertos de mielina).

También encontramos en el SNC células de sostén, nutrición, mantenimiento y reparación cuya función es variada, estas células forman la glía (astrocitos, oligodendrocitos, microglía). Los oligodendrocitos son los encargados de producir la mielina que recubre a los axones del SNC. Cuando la mielina se destruye, por ejemplo, por un proceso inflamatorio, decimos que se produce desmielinización, lo que se traduce en una alteración de la eficaz transmisión de información nerviosa y se manifiesta con la aparición de síntomas neurológicos; los oligodendrocitos tienen la capacidad de reponer la mielina perdida o dañada mediante el proceso de remielinización, restaurando de esta forma la conducción nerviosa.

SISTEMA INMUNE

El sistema inmune del ser humano es el encargado de la defensa del organismo ante una agresión externa (por ejemplo, una infección viral o bacteriana). Está representado fundamentalmente por los glóbulos blancos (leucocitos), de los cuales existen variedades con diferente función. Nos interesa aquí destacar el rol de los linfocitos de los cuales podemos describir dos tipos diferentes en cuanto a su función: los linfocitos B (que producen inmunoglobulinas) y los linfocitos T. Estos al recibir una señal química que “alerta” sobre la existencia de alguna sustancia ajena al organismo y potencialmente agresiva, se activan y se desencadena una cascada de eventos que finaliza con la eliminación del agente extraño (en el caso de que la respuesta inmune sea eficiente), generando además inmunoglobulinas responsables de la protección a largo plazo. El sistema inmunológico reconoce a todos los constituyentes del organismo como propios y no los ataca en circunstancias normales. Este sistema de defensa, protege al ser humano de la enfermedad. En algunas ocasiones, por alguna disfunción del sistema inmune, sucede que algún tejido propio es desconocido como tal y es atacado como si fuese extraño. Este mecanismo da por resultado una auto-agresión, con destrucción de constituyentes normales del organismo. Cuando se produce este fenómeno, hablamos de enfermedades autoinmunes (el sistema de defensa, desconoce lo propio y lo ataca como si fuese extraño). Ejemplo de enfermedades autoinmunes son: el Lupus Eritematoso, la Esclerodermia, la Dermatomiositis, la Artritis reumatoidea, el Síndrome de Sjogren y en gran parte, la Esclerosis Múltiple.
En el caso de esta última, el blanco del ataque es la mielina y su consecuencia es la desmielinización (pérdida de la mielina).